Pedagogía crítica.
Muchos autores han hablado sobre la Pedagogía Crítica como Giroux, Mangendzo o Mora, aunque el principal y creador
fue Paulo Freire.
Giroux
explica que esta pedagogía permite la interdisciplinariedad, leer la
historia para recuperar poder e identidad, y el conocimiento curricular que
interactúa con el conocimiento cotidiano, las historias de vida y las prácticas
culturales éticas de los involucrados.
Magendzo
(2002) por su lado, asegura que la Pedagogía Crítica promueve la acción social
y hace posible el desarrollo de la conciencia crítica, además de la educación
en Derechos humanos como el sentido último de la emancipación. Y Mora esclarece
que el propósito del currículo de la Pedagogía Crítica es la formación
productiva que requiere solidaridad, transformación, liberación y emancipación
de toda la gente. Para lo cual se requiere una selección muy cuidadosa de los
temas de estudio y de la metodología que se debe utilizar para alcanzar ese
propósito.
Además organiza y desglosa la Pedagogía
Crítica en cuatro dimensiones:
• Los actores: de la comunidad extra e
interescolar.
• Los componentes curriculares: conjunto de
elementos curriculares impersonales.
• Los campos o dominios generales de
aprendizaje y enseñanza investigativos:
–Entendimiento entre los pueblos y aseguramiento
de la paz.
–
Derechos fundamentales de los pueblos. – Poder y democratización.
–
Pobreza y desigualdades sociales.
–
género y relaciones generacionales.
–Trabajo y producción.
–
Tecnología.
– Salud y calidad de vida.
– Biodiversidad (agua, contaminación,
energía, medio ambiente, etc.).
– Agresiones y violencia. – Información,
comunicación y culturas cotidianas. – Alimentación y asimetrías socioeconómicas
globales.
• Las capacidades múltiples de los sujetos:
conjunto de conocimientos relacionados con:
– Interculturalidad.
– Cooperación, participación, colaboración.
– Autonomía e independencia.
– Concientización, crítica y política.
– Afectividad, solidaridad.
– Ética y valores.
–
Soberanía e identidad nacional.
– Comunicación e información.
– Creatividad.
– Indagación e investigación.
– Acción e interacción.
– Desarrollo del pensamiento complejo.
Pero lo importante es destacar que el
currículo para la inclusión y el desarrollo convoca a la participación de los
distintos actores del proceso, que intervienen dentro y fuera de la escuela.
Dicha participación debe ser equitativa, respetuosa, solidaria y especialmente
productiva en función del desarrollo de actitudes, conocimientos y en cuanto a
la satisfacción de necesidades y resolución de problemas de la comunidad en la
que acontece el acto educativo.
Fuente: Sarto, M. P y Venegas, M. E. (2009). Aspectos de la educación inclusiva. Salamanca: Instituto Universitario de la Integración en la Comunidad.
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