Estrategias para abordar el currículo en relación con la inclusión y la evaluación en la escuela inclusiva
1.
La inclusión requiere una serie de
elementos importantes. En primer lugar está la familia que son los encargados
de que el menor se eduque y que lo haga con éxito. Para ello, debe solicitar la
ayuda y el apoyo de los centros educativos. En segundo lugar está el docente
ordinario que debe vigilar el desempeño de todos los alumnos que tiene bajo su
cargo y ensayar todas las estrategias que estén a su alcance, para atender la
condición de aquellos que parecen no armonizar con su estilo y modelo de
enseñanza. Asimismo, todos los centros educativos deberían contar con un comité
de docentes experimentados, que junto al docente especializado de apoyo, de
cultura y de lengua puedan enriquecer las ideas pedagógicas dirigidas a los
alumnos que aprenden diferente.
Pero
además de todo esto, se debe tener unas estrategias didácticas: Aprendizaje
multinivel, estrategias para estudiantes con altas capacidades, estrategias de
entrada multimodal, estrategias de aprendizaje por proyectos y estrategias de
resolución interactiva de problemas.
2.
Evaluación en la escuela inclusiva:
Según Ferreiro (2007, pp. 75-76) señala que la
evaluación del aprendizaje colaborativo debe asumir:
• La autoevaluación del educando a partir de una
guía, o bien, a partir de orientaciones dadas por el maestro mediador.
• La evaluación del equipo, dirigida por el
coordinador del mismo, que tome en consideración el cumplimiento de las
funciones de cada miembro, así como las normas de comportamiento previamente
acordadas.
• La calificación de la evidencia presentada y recogida
por el maestro mediador, a partir de los objetivos educativos planteados, y de
la media de realización de los trabajos presentados por todos los equipos.
• La
calificación a la presentación (en el caso de que la estrategia didáctica
empleada así lo sugiera y/o se realice) que haga el equipo en su totalidad, o
bien un representante del mismo, seleccionado al azar por el mediador.
• La calificación obtenida por el equipo a una
pregunta o ejercicio de comprobación, aplicado inmediatamente y contra reloj,
después del momento de socialización de los trabajos realizados por todos los
equipos.
• La calificación individual en exámenes.
• La valoración por el mediador (mediante rúbricas,
escalas valorativas, listas de chequeo y otros instrumentos cualitativos) de
comportamientos deseados, habilidades sociales, actitudes y valores de los
educandos puestos en evidencia durante el proceso de aprendizaje.
Díaz-Barriga y hernández (1996, p. 67) ofrecen las
siguientes diez fórmulas para medir el aprendizaje colaborativo:
- Tomar la media de las puntuaciones individuales de los miembros del grupo.
- Totalizar las puntuaciones individuales de los miembros del grupo.
- Asumir la puntuación grupal como único producto.
- Seleccionar al azar el trabajo o documento de uno de los miembros del grupo y puntuarlo.
- Seleccionar al azar el examen de uno de los miembros del grupo y puntuarlo.
- Utilizar la puntuación individual más un bono grupal.
- Asignar bonos basados en la puntuación más baja.
- Sumar la puntuación individual más la media grupal.
- Calificar a todos los integrantes con la puntuación del miembro que puntuó más bajo.
- Asignar la media de las puntuaciones académicas más una puntuación en desempeño de habilidades de colaboración.
Con respecto a los procesos de evaluación y diagnóstico educativos: la evaluación formativa, la evaluación del desempeño, evaluación de las funciones ejecutivas, la evaluación conceptual.
Fuente: Sarto, M. P y Venegas, M. E. (2009). Aspectos de la educación inclusiva. Salamanca: Instituto Universitario de la Integración en la Comunidad.
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