A propósito de la educación inclusiva
A lo largo de nuestro bagaje por la educación inclusiva, no nos habíamos referido todavía a cómo poner en marcha esta nueva forma de entender la educación. Es por ello que en esta entrada pretendemos abordar la planificación y la organización de una escuela inclusiva.
Tanto la organización como la planificación son tareas que deben realizarse a conciencia, no como un mero proceso mecánico. Ello implica la necesidad de una coordinación absoluta que distribuya las tareas de tal forma que cada persona realice su función de manera adecuada y siempre en relación con las tareas de los demás. Así, cada miembro deberá tener en cuenta no solo su trabajo, sino también el de los otros, pues todos caminamos hacia un objetivo común. Por este motivo, para alcanzar una educación de calidad es necesaria la involucración, el compromiso y la cooperación de todos los miembros de la comunidad educativa, y lo que es aún más importante, se necesitará llevar a cabo un Proyecto Educativo que cuente con la participación de todos estos miembros.
Según la UNESCO, para llevar a cabo este proceso de mejora y lograr, por tanto, una educación más inclusiva, es necesario que se establezcan objetivos comunes que abarquen no solo conocimientos, sino también competencias y valores. También será imprescindible contar con una estructura flexible que se adapte a la diversidad y una evaluación de resultados basada en el progreso de cada alumno.
Según Murillo, las fases a seguir para alcanzar esta mejora son:
- Iniciación: la comunidad educativa debe comprometerse e involucrarse. Aquí se comienza a organizar el proceso de trasformación.
- Desarrollo: es la puesta en práctica de este proceso de mejora. En esta fase se desarrolla y sostiene el compromiso hacia el proyecto, también se hacen comprobaciones periódicamente del progreso y se superan los problemas.
- Institucionalización: en esta fase la innovación y el cambio se convierten ya en hábitos
Además, contamos con indicadores que nos permiten saber en qué lugar se encuentran las escuelas en cuanto a la inclusión y la exclusión lo que requiere de un proceso de auto-evaluación de los centros
educativos atendiendo a tres dimensiones: la cultura, la política y las
prácticas de una Educación Inclusiva en la que cada uno
es valorado como eje fundamental.Con la dimensión crear culturas inclusivas se pretende crear una comunidad escolar segura en la que cada uno es valorado como eje fundamental.Con la dimensión crear políticas inclusivas se trata de
asegurar la inclusión plenamente en el desarrollo del centro educativo, para
mejorar el aprendizaje y la participación de todo el alumnado. Finalmente, la dimensión centrada en las prácticas alude a que
las prácticas del centro educativo reflejen la cultura y las políticas
inclusivas escolares.En definitiva, diremos que para lograr un cambio será necesario contar, al menos, con la participación de todos los miembros de la comunidad educativa, con unas expectativas positivas en el proyecto y con una forma de enseñar y aprender interactivas.
Fuentes de información:
https://av01-17-18.uca.es/moodle/pluginfile.php/100284/mod_resource/content/1/Aspectos%20clave%20de%20la%20Educacion%20Inclusiva.pdf
https://av01-17-18.uca.es/moodle/pluginfile.php/100284/mod_resource/content/1/Aspectos%20clave%20de%20la%20Educacion%20Inclusiva.pdf
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