La interculturalidad en el ámbito escolar



«Nadie es como otro. Ni mejor, ni peor. Es otro» Jean-Paul Sartre

Como ya sabemos, el método inclusivo acepta las diferencias humanas como algo natural y valioso. Por lo tanto, presta especial atención a la diversidad, principio ideológico que se ha hecho presente durante las últimas décadas del siglo XX. El hablar del reconocimiento de la diversidad, especialmente referido al ámbito educativo, nos lleva a hablar también de interculturalidad. ¿Y qué se entiende por interculturalidad? Pues, en palabras de Zúñiga, interculturalidad hace referencia a una relación respetuosa entre culturas en la cual se definen formas de convivencia entre las personas. Así pues, podemos decir que debido a las migraciones, contamos con una gran diversidad dentro de los centros educativos. Es por ello que el profesor debe actuar como mediador con los alumnos inculcando respeto y aceptación por los demás para encontrar esas diferencias como un enriquecimiento común.
Las poblaciones migrantes llegan en busca de una mejor calidad de vida, y por consiguiente, en busca también de atención escolar pero las desigualdades se hacen patentes a la hora del acceso a la educación, pues no solo deben aprender un nuevo idioma, sino que deben también adaptarse a una nueva cultura. Es por ello que debemos hacer de los centros educativos centros que valoren la diversidad evitando, de este modo, la exclusión de unos pocos y llegando a ofrecer una «educación para todos». Esto nos lleva a la necesidad de contar con un currículo abierto a la diversidad para que se produzca un cambio social a través del conocimiento, la reflexión y la acción. Además, para que se atienda a la interculturalidad debe formarse a los educadores quienes deben, entre otras actividades, buscar el equilibrio entre el derecho a la diferencia y la igualdad de oportunidades, reconocer de manera activa y explícita los valores culturales de los diferentes grupos y trasformar el currículo acercando sus contenidos y actividades a la cultura de sus estudiantes. En síntesis, enfocar la educación para la convivencia. Se deberá, por tanto, fomentar actividades de cooperación para construir  normas morales comunes y consensuadas.
A fin de cuentas, debe producirse un cambio en la concepción de la educación, entendiéndola como un proceso dinámico y proactivo y que consiga los fines de la educación intercultural, entre los que destacan el respeto a la población inmigrante, el entendimiento y la aceptación de la diversidad cultural y, por supuesto, la educación en valores y actitudes que permitan al estudiante situarse en una sociedad caracterizada por la multiculturalidad.
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