La innovación: Un camino hacia la inclusión
Ya en nuestra primera entrada y través de un vídeo, quisimos dejar claro qué se entiende hoy en día por «educación inclusiva». La UNESCO la define como «...el proceso de identificar y responder a la diversidad de necesidades de todos los estudiantes a través de la mayor participación en el aprendizaje, las culturas y las comunidades, y reduciendo la exclusión en la educación. Implica cambios en contenidos, aproximaciones, estructuras y estrategias...». Cuando hablamos de cambios, nos referimos también a cambios que deben producirse por parte del docente, cambios en la forma de enseñar y transmitir los conocimientos. Así, estos cambios implican a su vez una innovación. Una innovación que debe llegar de la mano del profesor, que necesitará una formación específica para proponer nuevos mecanismos de aprendizaje. De este modo, podemos decir que la innovación constituye uno de los pilares básicos en los que debe estar fundamentada la renovación del sistema educativo.
Aunque sabemos que es el docente quien debe llevar a cabo ese proceso innovador que rompa con lo tradicional, es en el alumno donde el sistema inclusivo pone el foco de atención, otorgándole ahora un papel activo. Esa visión del alumno como un simple receptor de conocimientos debe renovarse, y prueba de ello se encuentra en el mal funcionamiento del sistema educativo actual, donde el alumno se encuentra desmotivado. El profesor deberá ser quien guíe al alumno y fomente un clima de trabajo donde se favorezca el auto-aprendizaje y el desarrollo del pensamiento crítico, no solo llevando a cabo esta innovación mediante el uso de las nuevas tecnologías, sino que —y especialmente— mediante el trabajo cooperativo. Esta nueva forma de trabajar motiva a los estudiantes quienes tienen que lograr una tarea asignada y además, asegurarse de que todos los componentes del grupo la realizan. Si bien es cierto que existen trabas de todo tipo a la hora de que el docente se plantee innovar, (miedos, dificultades técnicas, dificultades económicas...) la motivación de este será un elemento clave para poner en marcha una nueva forma de enseñar. Así pues, el profesor deberá no solo formarse, sino también informarse, participar en proyectos que le permitan compartir experiencias con otros docentes dispuestos también al cambio... En definitiva, ser consciente de que al principio puede resultar una tarea ardua, pero que con dedicación y empeño, contribuirá a desarrollar un sistema más inclusivo donde se comience a considerar al alumno como parte fundamental del proceso educativo, dejando de priorizar una educación basada únicamente en los contenidos.
A través de este vídeo se corrobora la necesidad de llevar a cabo nuevas técnicas de aprendizaje fundamentadas en un nuevo enfoque metodológico, y no solo basadas en el uso de las nuevas tecnologías. Así, este material audiovisual complementa lo ya explicado anteriormente aludiendo a la necesidad de un cambio. Un cambio que para que se produzca, exige la implicación tanto del docente, como del alumno. Y que conlleva a una renovación que pide a gritos la implicación, la motivación y la formación de los profesores.
Fuentes de consulta:
García-Retamero Redondo, J. (2017). DE PROFESOR TRADICIONAL A PROFESOR INNOVADOR.
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